LA PRECIOSA ELOISA-las trobairitz occitanas sin duda alguna fueron pioneras en la reivindicación femenina

LA PRECIOSA ELOISA-las trobairitz occitanas sin duda alguna fueron pioneras en la reivindicación femenina


LA PRECIOSA ELOISA.

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Cuando una joven huérfana enviudó, sus hermanos decidieron que esta debía ingresar en una orden religiosa. Hersenda entró a formar parte de un monasterio en el que vivían monjes y monjas y que, al poco tiempo, se convertiría en la abadía de Fontevrault, que llegó a alcanzar un gran éxito internacional.

La joven Hersenda posiblemente fue una de las abadesas fundadoras. Pero, poco tiempo después, se enamoró perdidamente de un cura y antiguo noble que había ingresado en el monasterio. Fruto de este amor, nacería una niña de nombre Eloísa.

La pequeña Eloísa fue entregada para que recibiera educación en la orden benedictina de Argenteuil. Allí fue instruida en la lectura y en la gramática desde los 7 años y, cuando se convierte en adolescente, su madre la confía a su hermano Fulberto, canónigo de la catedral Saint Étienne de París. Fulberto se hace cargo de su sobrina Eloísa, que resulta ser una alumna extraordinariamente aventajada. Hasta tal punto que el escolástico Pedro Abelardo, que en aquellos momentos estaba acogido también por Fulberto, acaba convirtiéndose en su maestro.
Al poco tiempo, Pedro Abelardo, queda admirado por los conocimientos que posee Eloísa, en latín, griego y hebreo pero, en especial, por su dominio del mundo clásico y la lírica trovadoresca. Impresionado, el atractivo tutor célebre por su belleza y dialéctica, a sus 34 años, soltero y adorado las damas de la época, decide iniciar con su alumna una relación epistolar llena de sabiduría y galantería, salpicada con alusiones teológicas y también íntimas que evidencian un profundo amor.
Durante las clases, entre maestro y alumna se sucedían las palabras de amor y el rostro de ambos se ilumina cuando se miraban el uno al otro. Eloísa, con apenas dieciséis años, está convencida de que no hay pecado porqué es causa de un sincero amor. Ella cree en el amor libre y no en las reglas impuestas por el matrimonio. Su visión del amor, se asemeja más al amor cortés tan extendido en la vecina Occitania, y la prefiere porqué le permite expresarse desde su propia experiencia personal y contemplar diversas formas de amar.
Sin embargo, este amor intelectual entre tutor y pupila no tardará en dar un paso hacia un deseo irrefrenable de la sexualidad desatando entre ambos una profunda y humana pasión, hasta el punto de trasgredir las normas y acabar por ser descubiertos en pleno fulgor de una noche de lujuria por el tío de Eloísa que, como era de esperar, separó a los #amantes de inmediato. Pero de nada sirvieron los esfuerzos de su tío Fulberto, porque #profesor y #alumna no tardarían en reunirse de nuevo a escondidas, hasta que Eloísa quedó embarazada.
Entonces Abelardo, viéndose impotente de arrebatar a su amada de la custodia de Fulberto, decidió organizar un secuestro. Eloísa se disfrazó de monja y, aprovechando una salida se reunió con Abelardo para escapar juntos del reino de Francia.
En casa de la hermana de Abelardo, en otoño de 1116, Eloísa da a luz a un niño. Abelardo decide regresar a Paris para solicitar el perdón de Fulberto y solicita a Eloísa en matrimonio. Sin embargo, ella no está de acuerdo con el matrimonio por considerarlo un acto de interés meramente material que prostituye a la mujer y prefiere seguir siendo la amiga de su amante. Pero, ante la insistencia de Abelardo, finalmente acepta pero con una condición: desposarse en riguroso secreto, especialmente para no comprometer a su amante en su condición eclesiástica y que exigía el celibato. Ambos se casan en secreto.
Pero Fulberto, que no se ha enterado que ya están casados, con la intención de reparar el honor de su sobrina, decide hacer pública la noticia un inminente matrimonio entre los amantes. Entonces, Eloísa, que es consciente del perjuicio que aquello suponía para la carrera de su marido, dice públicamente que se niega a contraer matrimonio, y manifiesta abiertamente que su amor es libre y está por encima de cualquier obligación matrimonial. Fulberto, lleno de ira, no aprueba aquella actitud, y mucho menos la negativa su sobrina a contraer matrimonio, por lo que arremete a golpes contra ella.
Eloísa soporta estoicamente el constante maltrato de su tío Fulberto. No hace partícipe a su marido de aquella situación porqué bajo ningún concepto quiere perjudicar su carrera. Pero, cansada de recibir golpes, finalmente decide huir e instalarse en el convento de Santa María de Argenteuil. Cuando #Abelardo se entera, se dirige hacia allí y no duda ni un solo instante en saltar el muro del convento para estrechar de nuevo a #Eloísa entre sus brazos. Cuando Fulberto se entera, decide entonces actuar brutalmente contra Abelardo, y ordena que sea castrado.
Después de aquello, Fulberto pensó que había conseguido su propósito de separar a los amantes para siempre. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Abelardo y Eloísa siguieron amándose el resto de su vida. Sus cartas llenas de amor, #amistad y espiritualidad fueron una constante hasta el final de sus días. Tras la muerte de Abelardo, Eloísa, hizo enterrar su cuerpo en el Paracleto y 22 años después fue enterrada junto él.
Y, dice la #leyenda que Eloísa, antes de su muerte escribió su última palabras carta dirigida a su #amigo, #amante y #marido “…amado maestro, esta es la última vez que os escribo, porqué en mí no existe mayor deseo que el de pasar junto a vos la eternidad”
La #historia de amor entre Abelardo y Eloísa se hizo famosa, y tuvo una gran repercusión en la poesía medieval de la época, posiblemente por las similitudes con la historia de Tristán e Isolda, aunque con toda seguridad no fue la única historia de amor que sucedió aquellos días entre maestro y alumna a juzgar por la estrecha relación literaria que mantienen Aliénor de Aquitania con su tutor en la novela Òc
Pero, en cualquier caso, mujeres como Eloísa, Aliénor, Hildegart, Cristine, Petronila de Aragón, y especialmente las trobairitz occitanas sin duda alguna fueron pioneras en la reivindicación femenina y su extraordinaria capacidad de amar, y lo consiguieron a través de la unión perfecta del corazón y la inteligencia.De este modo, y gracias la elevación del deseo propio de la lírica trovadoresca pudo surgir casi siete siglos después el movimiento cultural conocido con el nombre de “preciosismo”
Las llamadas “preciosas”, fueron #mujeres abiertas a nuevas formas de entender el amor y la amistad, la ciencia y la filosofía. Pero, una vez más, aquello no agradó demasiado a la sociedad francesa del S. XVII y rápidamente fueron ridiculizadas por un grupo de hombres aferrados a la tradición, los denominados “pedantes”, entre ellos, Molière en su obra Las mujeres sabias.
Y, aunque ha llovido mucho desde entonces, hoy en día, la mayoría de nosotras todavía seguimos en el empeño de hacer visible nuestra sensibilidad femenina. Y, a pesar de que, en más de una ocasión, sigamos siendo objeto de las más viles zancadillas, o ridiculizadas frecuentemente con algún que otro chascarrillo del gracioso de turno, no por ello dejaremos de perseverar en mostrar al mundo nuestra versatilidad en ser capaces de imaginar múltiples formas posibles de pensar, entender, sentir y, sin duda alguna, también de amar.
Feliz día a tod@s
#Òc
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